Bibliotecólogo Colombiano
La educación como posibilidad de encuentro permite dimensionar en el ser humano sus valores, el respeto por la diferencia, la potencialización de su ser en todo su desarrollo integral que hace posible dicho encuentro consigo mismo, con el otro y con lo otro para descubrir significación en su recreación de lo que el mundo de la vida ofrece para su autorrealización.
La formación en el campo de la bibliotecología y las ciencias de la información requiere de la comprensión de las maneras como se ha concebido a la educación en dicho campo. En ello se hace necesario reflexionar sobre la responsabilidad social del bibliotecólogo en el contexto de las sociedades contemporáneas. Así pues, concebimos, en esencia, que el bibliotecólogo debe trascender su rol de mero informador para convertirse en un formador que promueve conscientemente acciones intencionadas, significantes y con sentido en torno a la apropiación simbólica y social del mundo que nos rodea.
Con todo, es preciso enfatizar la relación tan estrecha y fuerte que se establece entre la biblioteca y la educación, por cuanto el sentido de informar se transciende al de formar para transformar en la perspectiva de desarrollo social, político y cultural.
Reflexiones acerca de la relación entre la biblioteca y la educación
La biblioteca se inscribe en un campo más amplio de pensamiento y proyección del bibliotecólogo, además, se convierte en un espacio de mediación de sentidos alterando pensamiento, lenguaje y comunicación de un saber bibliotecológico comprensivo, demandado por un aprendizaje significativo que altere el acto de informar para pensar lo conocido, en un devenir formativo, como acontecer de la práctica profesional bibliotecológica.
La importancia de la biblioteca radica en que prioriza el aprendizaje de una manera consiente e intencional. Esta acción mediadora entre el pensar, conocer y aprender para transformar y trascender, potencializa la concepción de la relación intrínseca entre educación, información y conocimiento en aras de un ciudadano más informado, mejor formado y más participativo.
De modo particular, hay aspectos inherentes a la práctica del bibliotecólogo que se quedan fuera de su alcance, determinando esto último, su desempeño y las posibilidades de incidir, al menos en un mediano plazo, en el desarrollo de la unidad de información a su cargo, tales como: una didáctica de la bibliotecología o una pedagogía de la bibliotecología.
Como síntesis de lo dicho anteriormente, se recrean estos presupuestos a partir del caso específico de la biblioteca académica, entendida como mediadora de conocimientos y de aprendizajes aplicados y contextualizados, que debería operar a través de un proyecto educativo bibliotecario, en el cual se gestione un currículo como proceso de negociación (cultural, político, social y educativo) y en el cual se vinculan sujetos, textos – contextos en pro de un desarrollo humano integral, global e incluyente, determinando los retos inherentes al trabajo que debe desplegarse desde las bibliotecas como instituciones sociales que contribuyen a la construcción del mundo.
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