Por Nathalia Zarama
Es probable estimado lector que alguien cercano a su vida o usted mismo se haya autonombrado “dinosaurio tecnológico”, y esto no con el ánimo de menospreciar sus múltiples capacidades frente a lo que es su vida profesional, sino más bien reforzando la creencia de no ser lo suficientemente hábil para la tecnología, evitando con excusas como esta, navegar e interactuar en las plataformas digitales, ignorando la oportunidad de hacer pagos electrónicos, de transferir, comprar, vender, ofertar, también de entretenerse, informarse, desinformarse o socializar, incluso, algunos aseguraban que era imposible trabajar desde casa acompañado por la familia (en el caso de que la hubiera) y permanecer aislado en el mismo lugar con un computador, un celular o una tableta comprimiendo en estos dispositivos la oficina; pero la pandemia del COVID-19 sentó un precedente, un antes y un después para todo este tipo de afirmaciones y paradigmas.
Desde la óptica de la programación neuro lingüística (PNL), herramienta usada por algunos especialistas en los procesos de coaching y otras terapias de desarrollo del ser, encontramos que una de sus presuposiciones afirma que todo hecho, suceso o acontecimiento tiene una intención positiva, incluso, cuando no se comprende de manera inmediata, lógica o racional; entonces, bajo esta premisa, le invito para que pensemos en la intención positiva de lo ocurrido en el mundo.
Es posible que al realizar el ejercicio de manera global pero detallada, finalicemos el mismo con una lista de innumerables evidencias que demuestran como en temas ambientales, ecológicos, humanos, familiares, profesionales o comportamentales por mencionar algunos campos, esta crisis sanitaria ha dejado algo positivo en la vida o en las situaciones particulares de las distintas personas que han experimentado en carne propia su realidad, pero vamos a centrarnos para efectos de lo que quiero compartir con ustedes en el área tecnológica y especialmente en los diferentes lugares en el mundo que se rehusaban a vivir en la virtualidad y han adaptado o cambiado contundentemente sus creencias para permanecer vigentes.
Hoy, esos mal llamados dinosaurios tecnológicos que son amigos, líderes, emprendedores, se enfrentan a varios retos, (sin mencionar el reto del confinamiento a nivel psicosocial), observamos como el hecho de trabajar desde casa, adaptar sus dispositivos para soportar sus requerimientos laborales, aprender a hacer uso eficiente y eficaz de la tecnología,
Conocer los términos más importantes para aplicarlos correctamente, conectarse en audio y video para asistir a la reunión con los jefes y colaboradores, ya significó grandes avances para las generaciones que todavía pensaban en la tecnología como algo del futuro y quienes se encontraron de un día para otro haciendo sus compras de víveres o medicamentos a través de las aplicaciones, cumpliendo sus pagos financieros en la virtualidad y hasta encontrando compañía a sus vidas solitarias o apoyo para entretener a los pequeños de la casa por estos medios tecnológicos que nos enseñaron que el problema no es la tecnología sino el uso que cada individuo encuentre en ella, dado que en las manos correctas y con el enfoque adecuado puede sumar al desarrollo del ser, de la persona, de un equipo organizacional, de una compañía y de las comunidades a través de campañas de voluntariado y labores altruistas.
Entonces, si continuamos explorando la intención positiva en este hecho particular usted y yo podríamos coincidir en que las experiencias del año 2020 llegaron para simplificarnos la vida, invitarnos a vivir en los valores del hogar, disfrutar de la familia, desarrollar nuevas capacidades, encontrar talentos, fortalecer el espíritu y las relaciones profesionales con las herramientas que disponemos; este es el momento para confiar en esa tecnología que tímidamente ha estado presente entre nosotros, de creer en el comercio electrónico y en las entidades que lo regulan, de apostarle a la educación desde la comodidad del hogar y descubrir que el mundo con su oferta y su demanda está a la distancia de un clic.
Y todo esto, también trae sus propios desafíos que ratifican la necesidad que tienen las compañías de contar con líderes dispuestos a enfrentar los nuevos retos con agallas y determinación; hoy las organizaciones se afianzan con un personal comprometido en sus labores y más que antes con la camiseta puesta porque el hecho de ir a marcar tarjeta es cada vez menos relevante dado que los resultados a la labor se caen por su propio peso ante las tareas bien realizadas que deja a los clientes internos y externos satisfechos, generando ingresos y activos en circulación que validan la razón de ser de una organización con fines lucrativos, haciendo que tanto emprendedores y líderes que se han destacado por sus brillantes ideas y excelente gestión hoy le sumen a sus habilidades y herramientas el hacer de la tecnología un gran amigo y aliado, quitándose el disfraz para algunos de la prehistoria porque ese dinosaurio está más listo que siempre para enfrentar los retos de la vida presente.
Lo que hemos vivido nos abrió los ojos, nos transformó la percepción y nos obligó a contemplar diferentes opciones de llegar a la meta sin perder el norte, todo esto no nos entregó la herramienta, porque la herramienta ya le teníamos desde hace mucho tiempo, pero si nos obligó a usarla para que a través de la tecnología aprendiéramos a sentirnos cerca sin medir distancias, a amarnos sin tocarnos, a trabajar a conciencia y a construir en la virtualidad, porque todo aquel que desee aprender, crecer y superarse personal y profesionalmente ahora sí es verdad que se quedó sin excusas.
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